Manos temblorosas
reflejan la frialdad,
esta bipolaridad
me consume
y enciende esta mecha,
llego la hora de la venganza,
es hora de despertar del letargo,
los cuervos gritan
sin cesar mi nombre.
El verdugo
plasma el hedor a muerte
en este manuscrito,
asesino de parásitos y creyentes,
arderá en llamas
la iglesia del sol poniente.
se desatan las guerras con dioses
por no seguir el llamado.
Aun se siente
ese murmullo incesante
en el oído,
cada pensamiento doblega
mi conciencia.
La noche y el fuego
caminan conmigo,
la oscuridad llenan mis bolsillos,
la verdad se pudre
entre dientes,
la soledad sigue condenándome
sin mediar tregua alguna.
La verborrea chorrea
a borbotones de mi boca,
me retuerzo en el piso,
me encorvo
como un gusano,
enrollo mi cuerpo
como el de la serpiente...
volvió el otoño
en forma de cicatriz y tormento.
.
.
.
la maldad del invierno
se disfraza en primavera.
martes, 8 de enero de 2013
viernes, 4 de enero de 2013
Alter ego.
La vista baja,
la frente bañada en sudor,
mis manos no paran de temblar,
el corazón no cesa de latir con furia
cual tambores de guerra...
Siento la presión del infierno
en mi garganta árida,
sordo de ira y ciego de rencor.
Podría olfatear a kilómetros tu miedo.
¡Mi miedo!
Uno de los dos no seguirá en pie,
deberá abandonar el juego.
No existe paso atrás en este tablero,
aportamos la vida con la muerte
.
.
.
Ella esperara tranquilamente a quien caiga primero.
jueves, 3 de enero de 2013
Femicidio.
Deje que te fueras.
Extraño lo amargo de tus palabras,
cada segundo de tu ira reprimida,
cada minuto del odio
que me consumía,
la contracción involuntaria
de mis ojos,
el sudor frió
recorriendo mi cuello
y las sienes.
Extraño ese incansable afán
por desmembrar cada una de tus
extremidades,
la sicosis constante,
las manos sudadas,
el momento exacto
del tacto del filo
en tu cuello,
el miedo reflejado
en cada lagrima
que caía de tus ojos.
Se que ya no te tengo...
Extraño aun mas tus gritos,
ese grito agónico,
desgarrador,
luego que el acero hiciera contacto
con tu piel,
un grito de auxilio,
pero silencioso al mismo tiempo.
Extraño esa cara enrojecida por la rabia y el odio,
ese rostro marcado por la traición de tu destino,
marcado cual animal.
¡Te lo merecías,
se que lo merecías!...
No volveré a verte
y eso me pone contento,
pero la tristeza
inunda estas paredes
adornadas de un color
rojo sangre pasión,
el dormitorio aun mantiene tu olor,
la soledad algún día
reemplazara el espacio
que alguna vez te perteneció.
Yo no quería,
pero
despertaste al demonio,
el mismo que se mantuvo al margen
desde que te conocí,
el mismo demonio
que muchas veces me suspiro en el oído
taladrando en lo mas profundo del pensamiento
me incitó al dolor, a la ira, al rencor, al mal...
a empuñar el arma de tu deceso.
intente luchar contra mi mismo
pero hoy soy mas fuerte que ayer.
Sigo atado con cadenas
a este cuerpo maldito,
es adictivo
sentir tu corazón
querer salir del tórax,
sentir el quiebre
de cada uno de tus huesos.
El remordimiento
trajo en mi
un incesable ardor
en el pecho,
un dolor de cabeza
que retumba en lo mas oscuro
de mi mente,
un dolor estomacal al ver
como te desangras
revolcándote en la alfombra,
aun siento el respirar agónico.
la victima...
la que un día compartió mi cama,
hoy yace junto a mis pies.
Extraño lo amargo de tus palabras,
cada segundo de tu ira reprimida,
cada minuto del odio
que me consumía,
la contracción involuntaria
de mis ojos,
el sudor frió
recorriendo mi cuello
y las sienes.
Extraño ese incansable afán
por desmembrar cada una de tus
extremidades,
la sicosis constante,
las manos sudadas,
el momento exacto
del tacto del filo
en tu cuello,
el miedo reflejado
en cada lagrima
que caía de tus ojos.
Se que ya no te tengo...
Extraño aun mas tus gritos,
ese grito agónico,
desgarrador,
luego que el acero hiciera contacto
con tu piel,
un grito de auxilio,
pero silencioso al mismo tiempo.
Extraño esa cara enrojecida por la rabia y el odio,
ese rostro marcado por la traición de tu destino,
marcado cual animal.
¡Te lo merecías,
se que lo merecías!...
No volveré a verte
y eso me pone contento,
pero la tristeza
inunda estas paredes
adornadas de un color
rojo sangre pasión,
el dormitorio aun mantiene tu olor,
la soledad algún día
reemplazara el espacio
que alguna vez te perteneció.
Yo no quería,
pero
despertaste al demonio,
el mismo que se mantuvo al margen
desde que te conocí,
el mismo demonio
que muchas veces me suspiro en el oído
taladrando en lo mas profundo del pensamiento
me incitó al dolor, a la ira, al rencor, al mal...
a empuñar el arma de tu deceso.
intente luchar contra mi mismo
pero hoy soy mas fuerte que ayer.
Sigo atado con cadenas
a este cuerpo maldito,
es adictivo
sentir tu corazón
querer salir del tórax,
sentir el quiebre
de cada uno de tus huesos.
El remordimiento
trajo en mi
un incesable ardor
en el pecho,
un dolor de cabeza
que retumba en lo mas oscuro
de mi mente,
un dolor estomacal al ver
como te desangras
revolcándote en la alfombra,
aun siento el respirar agónico.
la victima...
la que un día compartió mi cama,
hoy yace junto a mis pies.
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